NOVENA DON BOSCO

Don Bosco: padre, maestro y amigo peregrino de la esperanza

DÍA 8

Dice el Rector Mayor: “Estamos convencidos de que nada ni nadie podrá separarnos de Cristo. Porque es a Él a quien queremos y debemos permanecer aferrados, anclados. No podemos caminar sin nuestra ancla.

El ancla de la esperanza es, por tanto, Cristo mismo, que lleva en la cruz, en presencia del Padre, los sufrimientos y las heridas de la humanidad.

Esta ancla ya está firmemente unida al puerto de la salvación. Nuestra tarea consiste en atar a ella nuestra vida, la cuerda que une nuestra nave al ancla de Cristo”

Navegamos sobre las agitadas olas del mar y necesitamos anclarnos a algo sólido. Pero la tarea ya no es la de echar el ancla y fijarla al fondo del mar. La tarea es atar nuestro barco a la cuerda que, por así decirlo, cuelga del Cielo, donde está firmemente fijada el ancla de Cristo. Al unirnos a esta cuerda, nos unimos al ancla de la salvación y hacemos cierta nuestra esperanza.”

Nosotros, Familia Educativa Salesiana, soñemos en un mundo renovado y con personas nuevas para una sociedad nueva, ¡Anclados en la esperanza!

¡Anclados en la Esperanza!

ORACIÓN:

Dios, Padre bueno y providente, tú nunca nos abandonas, siempre estás con nosotros, sobre todo en el momento de la cruz.

Que sintamos tu presencia en nuestra barca, en medio de la tempestad, para que, como Don Bosco, sepamos crecer gracias a las crisis.

Sabemos que contigo está “la Auxiliadora de los tiempos difíciles”, la Madre que inspira, acompaña y educa.

Que con ella aprendamos también a hacernos cargo de todos, en comunión, porque

“nadie se salva solo”.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

• Ponemos una intención especial por quienes se encuentran sin fuerzas ni motivación ante las graves dificultades que estamos atravesando.