Miercoles_21

PALABRA DE DIOS

Así dice el Señor Dios: no te moderes; levanta tu voz como cuerno y denuncia a mi pueblo su rebeldía y a la casa de Jacob sus pecados.

«Miren: el día de ayuno buscan su interés y apremian a sus servidores; miren: ayunan entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad.

No ayunen como ahora, haciendo oír en el cielo sus voces.

¿Es ése el ayuno que el Señor desea, para el día en que el hombre se mortifica?

El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.

Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: «Aquí estoy».

REFLEXIÓN BREVE

El pasaje del Evangelio describe un tipo de ayuno que va más allá de la simple privación física. Aquí, Dios define el verdadero ayuno como un acto de justicia y amor hacia los demás, especialmente hacia los oprimidos y necesitados. En lugar de enfocarse en prácticas externas o sacrificios personales, el texto subraya la importancia de acciones concretas que benefician a los más vulnerables, como liberar a los presos injustos, alimentar a los hambrientos, dar refugio a los pobres y cubrir al desnudo. Este tipo de ayuno no es solo un acto individual de piedad, sino una invitación a la solidaridad y a la acción social.

La promesa que sigue a estas acciones es poderosa: “Entonces romperá tu luz como la aurora”. Esta imagen representa un amanecer interno y una sanación profunda, un renacer que se manifiesta en el bienestar propio y la cercanía de Dios. Al actuar con justicia y compasión, permites que tu vida sea vea iluminada y que tu relación con Dios sea pro- funda. La justicia se convierte en el camino que abre la presencia de Dios en tu vida, y quien escucha el clamor del justo solo puede responder: “Aquí estoy”. El “aquí estoy” simboliza la cercanía y fidelidad de Dios hacia aquellos que siguen Su voluntad, mostrando que el ayuno verdadero consiste en un amor activo y comprometido.

ORACIÓN

El ayuno que Tú quieres

Señor misericordioso, me acerco hasta Ti con humildad, buscando comprender el ayuno que deseas para mí.

Sé que el ayuno que Te agrada es un ayuno de justicia, misericordia y amor hacia el prójimo.

Un ayuno que va más allá de la abstinencia física o de los sacrificios personales.

Ayúdame a entender que el verdadero sacrificio no es solo renunciar a bienes materiales, sino ofrecer mi tiempo en servicio a los demás.

Que pueda abrir mi corazón y mis manos para entender al oprimido, y para situarme frente a toda injusticia social que esté a mi alcance.

Enséñame a ser generosos con el pan que comparto, a no cerrar mis puertas ante los que se hayan desprotegidos.

Que siempre recuerde que soy parte de una misma familia humana, y nunca mi prójimo es alguien ajeno.

Dame calidez para acoger en mi vida a los “sintecho”, a hospedar en mi corazón y en mis acciones a los que carecen de refugio.

Permíteme entender que la a justicia y la compasión son el ayuno que me acerca hasta Ti, y me hace sentir Tu presencia.

Y si soy capaz de entender al que sufre, al que ha perdido la esperanza, y lo integro en mi vida, será una señal inequívoca de que he entendido el ayuno que Tú quieres.

ENTRA EN TU INTERIOR

¿Qué implica el verdadero ayuno?

Reflexiona sobre cómo este texto redefine el concepto de ayuno, alejándolo de un mero sacrificio personal y centrándolo en acciones concretas de justicia y compasión.

  • ¿Qué cadenas estas llamado a romper en tu vida?
  • Reflexiona sobre las formas de opresión o injusticia presente a tu alrededor. ¿Cómo puedes contribuir activamente a liberarte de estas ataduras?
  • ¿Viviendo tu fe de manera activa, buscan- do justicia y ayudando a quienes más lo necesitan, o te limitas a prácticas externas que no transforman el interior?

ORACIÓN FINAL

Señor, al finalizar este tiempo de oración, dame tu fuerza para abrir “prisiones” de injusticia, romper cadenas de opresión y ser manos que liberan. Que mi “pan” alimente al hambriento, mi hogar acoja al sin techo, y mis manos vistan al desnudo. Cuenta conmigo para ser instrumento de tu amor y justicia, reflejo de tu Reino en el mundo. 

Amén