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PALABRA DE DIOS

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.

Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»

Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre».

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.»

Jesús le contestó: «Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».

Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Lc 4, 1-13

REFLEXIÓN BREVE

Jesús no va al desierto por propia voluntad. Es empujado a ir por una fuerza mayor, es conducido por el Espíritu. Al desierto se va porque algo poderoso tira de nosotros. Y el Espíritu nos conduce a nuestro propio centro y nos muestra nuestra realidad auténtica.

Cuando nos retiramos al desierto y nos hacemos conscientes de nuestra propia realidad, entonces no resulta difícil desenmascarar a ese espíritu del mal e incluso no nos resulta difícil vencerlo. Y encontrarnos con nuestra sombra, con lo oscuro de nosotros e identificarlo, es un regalo del Espíritu. Para eso nos ha empujado hasta el desierto.

Comienza siendo tentado con lo más básico: el hambre, los instintos. Los padres del desierto sabían bien cómo combatirlo: ayuno y oración. El segundo intento es hacer pensar a Jesús que su misión será más fácil si hace un signo prodigioso que le ponga las multitudes a sus pies. ¿Para qué iniciar la misión con un pequeño grupo de pobres hombres, recorriendo los caminos polvorientos…? La respuesta de Jesús: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo darás culto” indica que nadie puede realizarse por la vía del ego, sino superando precisamente esa tendencia humana, tan arraigada y nefasta, a la apropiación y a la autoafirmación. Adorar a Dios significa dejar de vivir desde nuestro pequeño yo (solo el pan, solo el cuerpo, solo nuestra mente) y dar paso al yo profundo y auténtico (también la Palabra, también el Espíritu, también los demás…). La adoración, la contemplación es la única medicina sensata frente a la idolatría del ego.

Pablo D’Ors: Biografía de la luz

ORACIÓN

Conviértete de corazón y no te preocupes tanto por la fachada; Jesús te conoce de sobra, mejor que tú. Ubícate bien en la vida, acude al desierto y no te des a la fuga; que el evangelio sea tu GPS y guía.

Ayuna como a Dios le gusta: levántate todos los días con hambre de justicia y acuéstate con hambre de Dios y de vida. Reza cerrando las puertas a la desidia, a los ruidos, cumplimientos y prisas, y ábrelas a Dios para que se instale como quiera.

Escucha la melodía del Padre que nos enamora a través de las ondas de la creación entera; pon tu corazón en sintonía todos los días. Sana tu cuerpo y espíritu, en este tiempo, con la brisa, el agua, la cruz y el servicio; déjate curar por quien ama a los heridos. Mira a tu alrededor y no andes perdido; discierne los signos de los tiempos, y acércate a los que están solos y perdidos. Sube a las cumbres que te desafían, baja a los abismos que dan vértigo y anda erguido por los caminos de la historia. Ama sin murallas y sin remilgos: así entenderás al Dios de la vida y llegarás listo a la Pascua florida.

ENTRA EN TU INTERIOR

Quedarnos vacíos, entrar en el desierto sin saber cómo, darnos de bruces con nuestra soledad… Y es ahí donde empieza todo lo bueno, pues sólo ahí podemos escuchar la voz que nos trajo a ese desierto, que nos impulsó a detener nuestra actividad loca, a respirar y tomarnos el pulso, a desconectar del ritmo ordinario y reconectar con lo esencial de nosotros mismos. Retirarse es el primer paso fundamental de toda vida espiritual. Es preciso tomar distancia de lo cotidiano para darnos cuenta desde lejos, de las muchas tonterías con las que nos hemos ido enredando y esclavizando. Tenemos un breve momento de silencio de silencio y oración. Puede ponerse de fondo la canción No adoren a nadie más que a Él

ORACIÓN FINAL

Cuando sea tentado (adaptación)

Cuando sea tentado, no me dejes caer.

No a la gula ni a la vida cómoda: dame el pan diario. No a la soberbia ni al orgullo: dame hermanos y Padre.

No al poder ni al dominio: dame el gozo del servicio humilde.

No me dejes solo en mi pena o mi osadía.

Dame tu compañía segura para caminar la vida.

Y en el desierto, que tu Espíritu me guíe

a los corazones y oasis donde Tú estás presente.

¡No me dejes caer en ninguna tentación!