PALABRA DE DIOS
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad les digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad les digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad les digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No se sorprendan esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
Jn 5, 17-30
REFLEXIÓN BREVE
En el libro de Isaías, Dios asegura a su pueblo que jamás los abandonará, aunque sientan que su mano está lejos. Él recuerda su alianza de amor: “Yo seré su Dios y ustedes mi pueblo”. Con palabras conmovedoras, compara su amor con el de una madre: “¿Puede una madre olvidar a su hijo? Pues, aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré”. Este amor fiel y compasivo se manifiesta aún más intensamente en Jesús, quien promete: “No les dejaré huérfanos… estaré siempre con ustedes”. En la Eucaristía, Jesús renueva este amor al ofrecer su cuerpo y sangre, invitándonos a permanecer en su amor.
ORACIÓN
Jesús, hoy Tú quieres enseñarme que lo más valioso en esta vida es estar en unión con el Padre para hacer su voluntad en mi vida. Señor, Tú que viniste a este mundo para enseñarnos la aceptación del querer de Dios en la vida de cada persona, ayúdame a estar unido a Ti y a descubrir lo que Dios quiere de mí. Dios mío, enséñame a orar para estar unido a ti en todo lo que haga, buscando sólo lo que Tú quieres de mí.
ENTRA EN TU INTERIOR
Señor, yo creo que Tú estás realmente presente en mi vida y lo que más quieres es que sepa encontrarte, para que yo sea verdaderamente feliz. Enséñame a hacer de cada actividad de mi día una continua oración. Que sea agradable a Ti. Quiero escuchar tu voz.
Propósito: Hoy iré a una Iglesia para visitar a Cristo Eucaristía y pedirle la gracia de identificar más mi vida con su voluntad.
ORACIÓN FINAL
Padre celestial, que nuestras acciones estén siempre unidas a tu voluntad.
Danos fuerza para seguir el ejemplo de tu Hijo. Amén.