ESTE ES MI HIJO AMADO
PALABRA DE DIOS
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra.
Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». En realidad, no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: «Este es mi Hijo amado; escúchenlo».
En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de “resucitar de entre los muertos”.
Mc 9, 2-10
REFLEXIÓN BREVE
Cuantas veces durante los campamentos de verano, estamos invitados a subir a la montaña.
La naturaleza nos invita a vivir unos momentos de esplendor y de admiración.
También es una ocasión de agradecimiento y de alabanza.
Subir a la montaña es una oportunidad para ver el mundo y la realidad con ojos nuevos: ojos que respiran aire puro, limpio, aire que no asfixia….
Subir a la montaña es una experiencia de grupo. Se puede subir solo pero cuanto más fuerte es la experiencia en grupo, en comunidad, entre amigos o en familia.
Se puede pasar todo el tiempo a sacar fotos para los suvenirs. Pero también, en la cima, sentarse, tomar su tiempo para inhalar la creación en todo su esplendor y rezar.
Comunicar con el Creador, Alabar y sentir la responsabilidad de cuidar nuestra casa común.
Después de haber subido, hay que volver a la realidad del cuotidiano. Volver a afrontar las dificultades de la vida.
Volver para comunicar, sostener, apoyar, ser solidario y defender las criaturas porque están creadas a la imagen del CREADOR.
Así lo vivieron Pedro, Jacob y Juan… No se puede plantar su tienda en la cumbre. Hay que volver a la realidad y en estar realidad ser testigo.
ORACIÓN
“Invito a cada uno a acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga,
y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores.
Sin embargo, no puedo negar que es necesario ser sinceros y reconocer que las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional.
No obstante, todo suma, y evitar entre todos, un aumento de una décima de grado en la temperatura global ya puede ser suficiente para evitar algunos sufrimientos a muchas personas.
Pero lo que importa es algo menos cuantitativo: recordar que no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas.”
Papa Francisco “Láudate Deum” 69 y 70
ENTRA EN TU INTERIOR
“Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”. Láudate Deum, 73
¿Creo personalmente que puedo hacer algo para cuidar la tierra, nuestra casa común?
¿Vivo la indiferencia?
¿Cómo educar en el mundo marista a ser conscientes de lo maravilla que es la creación: admiración, alabanza, cuidado, compromisos?
ORACIÓN FINAL
Gracias Señor por todos los momentos en los cuales me invitas a acompañarte en tu subida a la montaña.
Gracias por lo creado.
Me comprometo, Señor, a cuidar la casa común que nos diste.
Me comprometo a ser testigo de valores humanos y espirituales que devuelvan a la creación su esplendor primero.