Lunes_19

EL SECRETO ESTÁ EN…

PALABRA DE DIOS

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda:

Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Mt 25, 31-46

REFLEXIÓN BREVE

¿Soy capaz de hacer las cosas para que no me vean los demás y sólo me vea Dios? Las buenas acciones que nacen del corazón no necesitan la alabanza o la palmadita en la espalda. Las buenas acciones son las que nos permitirán mirarnos en el espejo y observar nuestro reflejo como lo haría Dios: con orgullo, con amor y con una gran sonrisa.

¿Somos sinceros con nosotros mismos y nos reconocemos en nuestras acciones y palabras?

Accedamos al mundo de la verdad y liberemos nuestra mente de la necesidad de la aprobación de los demás. Es mucho más difícil hacer el bien sin mirarnos a nosotros mismos, pero este es el secreto que nos introduce en los secretos de Dios.

Que este día, sea un día para revisarnos, para darnos cuenta de las actitudes que nos sobran, que nos esclavizan y nos impiden ser sinceros con nosotros mismos y el mundo que nos rodean. Empecemos esta semana de Cuaresma con la sabiduría que da conocer secretos hermosos.

ORACIÓN

Jesús, buen Samaritano,

Que viviste aliviando el sufrimiento de quienes encontrabas en el camino, como expresión de la misericordia del Padre.

Nuestro mundo arde en deseos de eternidad, pero el camino de la vida es largo y tortuoso: hay violencia, desgracia y desesperanza.

Nuestro mundo sufre.

Ayúdame a bajar a lo profundo del corazón, donde habitan las carencias y se descubren las necesidades, donde se escucha el grito del dolor, la voz de quien sufre y necesita.

Dame entrañas de misericordia, para que no de rodeos ante los que sufren y sepa caminar con los ojos abiertos para ayudar a quienes me necesitan.

Hazme. Señor, buen samaritano para que el mundo descubra en mi vida el rostro misericordioso del Padre.

Fuente: Oración Joven

ENTRA EN TU INTERIOR

Cierro los ojos e intento recordar la última vez que sentí que alguien me miraba con amor incondicional.

Respiro hondo y me imagino a Dios mirándome así, con ternura, con alegría, con las manos abiertas y la sonrisa en la boca.

Tengo el secreto de su amor en mi cabeza y en mi corazón y me prometo que voy a mirar a mi prójimo como Dios me mira a mí.

ORACIÓN FINAL

Jesús, ayúdame a ser valiente, a que la necesidad de atención no limite mi vida.

Ayúdame a acercarme a aquel o aquella que me necesite desde la humildad y la cercanía.

Ayúdame a acercarme a mi hermano o hermana, con la mirada limpia y las manos tendidas.

Ayúdame, Jesús, a ser la sal en la vida de los que me rodean.

Amén