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EL AGUA DE LA SALVACIÓN INUNDA LA TIERRA

PALABRA DE DIOS

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor.

De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.

Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este.

El agua corría por el lado derecho.

El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia el este, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos.

Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas. Midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta la cintura. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no se podía vadear, sino cruzar a nado.

Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?», Después me condujo por la ribera del torrente.

Al volver vi en ambas riberas del torrente una gran arboleda.

Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal, Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente.

En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».

Ezq 47, 1 - 9; 12

REFLEXIÓN BREVE

Esta visión de Ezequiel muestra una información de las bendiciones que Dios ofrece a la humanidad. El agua que transforma no proviene de un mercado, ni de un lugar de negocios ni de un estadio deportivo, viene de la casa de Dios.

Cuando el agua llega a los tobillos, las rodillas y después la cintura, es una imagen de la gracia de la salvación concedida a los justos, y de las bendiciones que otorgadas en cada aspecto de nuestra vida. Cuando los sinsabores de la vida nos han hecho comer del pan de la adversidad y beber del agua de la aflicción, no nos queda otro argumento que regresar a Él.

Que el agua es fuente de vida, está fuera de toda duda, y que Dios se preocupa por el medio ambiente y promete restaurarlo y sanarlo, tampoco.

El agua es cada vez un bien más escaso, y por lo tanto más preciado, que requiere de una gestión, distribución y uso acorde a su demanda y crecimiento de la población. Estos factores generan cada vez más conciencia en la sociedad y conducen a que cada vez más inversores canalicen su capital hacia este subsector. En términos generales el crecimiento de la inversión socialmente responsable es un hecho, y sin duda puede ser un ingrediente crucial para conseguir un mundo más limpio y éticamente responsable donde vivir.

ORACIÓN

¡Cuán bienaventurado es aquél a quien Tú escoges.

¡Y haces que se acerque a ti para que more en tus atrios!

Seremos saciados del bien de tu Casa, de tu santo templo.

¡Nos responderás con terribles proezas de justicia!

¡Oh, Dios de nuestra salvación! ¡Esperanza de todos los confines de la tierra, y de las más lejanas islas del mar!

Tú, el que afirma las montañas con su fortaleza, ceñido de valentía; el que sosiega el estruendo de los mares.

El estruendo de sus olas, Y el alboroto de las naciones.

Por eso los que habitan en los últimos confines temen delante de tus portentos.

¡Tú haces alegrar las puertas de la aurora y la entrada del ocaso!

Visitas la tierra, y la riegas abundantemente.

La colmas de tus riquezas Con el torrente de Dios pleno de aguas, preparas sus trigales cuando la has aparejado.

Inundas sus surcos; Haces descender el agua en sus canales; igualas los terrones; con la llovizna los vuelves esponjosos, Y bendices sus brotes. Coronas el año con tus bondades, Y tus sendas destilan abundancia. Vístese el desierto de hierba, Y los collados resplandecen de alegría. Los prados se adornan de rebaños, Los valles se cubren de grano, dan voces de júbilo, y cantan.

Salmo 65, 4-13

ENTRA EN TU INTERIOR

Es necesario crecer en la gracia, pero ¿te conformas con dar un paseo superficial a lo largo de este “río” sin adentrarte en él? ¿Eres capaz de disfrutar de la bondad de Dios, de sus cuidados, y de sus liberaciones?

Cuando te encuentras desalentado, cansado del camino o temeroso ¿qué haces para experimentar la gracia de Dios?

ORACIÓN FINAL

Señor, sé que Tu presencia es el bien supremo; que Tu amor nunca se agota; que Tu bondad es generosa; que Tu perdón Señor es eterno; que Tu palabra ofrece dicha verdadera; que

Tu presencia otorga reposo y paz.

Señor, sé que Tu gracia transforma; que Tu silencio es prueba; que Tu cercanía es compromiso; y que tu misterio envuelve todo cuento existe.

Que tu gracia me acompañe siempre.